EL ARTE DE DECIR: ¡NO!

Ante una pregunta o solicitud, tan posible es decir sí como decir no. Pero, el primero está mejor considerado, y muchas veces acabamos diciendo sí cuando queremos decir no. ¿Por qué?  Conviene entrenar respuestas para poder resistir la presión de los otros.

-El jefe te encarga una tarea que no te compete.

-El viernes fuiste incapaz de decir que no a tus amigos cuando te propusieron salir a cenar.

¿Por qué anteponemos las propuestas y deseos de los otros a los nuestros?

«Por miedo a ser rechazados»

Desde pequeños nos plantean las preguntas esperando que digamos sí: ¿Hiciste lo que te mandé? ¿Quieres a la abuelita?

Con frecuencia es más fácil decir que sí porque un no implicaría entrar en conflicto con otra persona. A decir no, por tanto, se aprende entrenándose, ensayando respuestas y técnicas para salir de diferentes situaciones que puedan plantearnos.

Cuando decidimos por interés propio o necesidad iniciar un cambio de nuestros hábitos de alimentación, sobre todo para mejorar nuestra salud o nuestra estética, nos vamos a encontrar con múltiples momentos en os que hemos de aplicar el NO.

Decía un paciente mío de hace años, que cuando le atosigaban mucho para vencer su voluntad, ofreciéndole comida no adecuada, siempre le respondía «no me lo voy a comer porque quiero bajar de peso para una boda, pero si me lo como y no logro mi objetivo después no te podré culpar a ti de haber llegado a destiempo a mis deseos».

Es decir, culpar al otro que nos «obliga» a decir que sí, es una buena herramienta para que entienda que mis logros también «dependen» de él, ya que si insiste mucho en degradar mi «No», estará colaborando a que mi objetivo no se cumpla.

Así pues mi paciente siempre acababa con la siguiente frase: «si me lo como y engordo, ¿quién va a adelgazar después tú o yo?. Pues yo, se decía así mismo. Y proseguía: «tardaré más tiempo solo por decirte que sí cuando realmente quiero decirte NOOOOOOO!!!!»