Definitivamente se puede tener una dieta saludable sin necesidad de sacarosa (azúcar común).
La creencia popular afirma que no se puede vivir sin azúcar, puesto que nuestro cuerpo, y sobre todo el cerebro la necesita como combustible. Lo que ocurre es que, en ésta afirmación no se tiene en cuenta que el término “azúcar” se aplica, no solo a la sacarosa, la que le ponemos al café o los postres, sino a todo el grupo de alimentos conocidos como carbohidratos. Es decir, que comer cereales, legumbres, por ejemplo, es sinónimo de ingerir azúcares que, además, son de mucha mejor calidad dietética que la sacarosa, ya que son de combustión lenta: el cuerpo tarda más en procesarlos, sacian y alimentan más y engordan menos.
El azúcar de mesa no es necesario para vivir.