La alarma provocada por el informe de la Organización Mundial de la Salud, referente al consumo de carnes rojas o carnes procesadas, precisa de unas aclaraciones:
1.- No toda la población toma carne procesada, sino que una parte consume carne fresca.
2.- Hay generalmente un consumo mayor de carnes blancas, por economía (pavo, pollo, conejo,..) y cada día más, porque aportan menos grasas.
Evidentemente aquellos alimentos -carnes en éste caso- que se someten a procesos para su conservación, necesitan algún producto que los mantenga en buen estado, y que las haga apetecibles; y algunos de esos productos, pueden ser los responsables de ese riesgo cancerígeno.
Por otro lado, las carnes rojas: que se consuman frescas, si se someten a barbacoas, con el quemado producen unos compuestos llamados nitrosaminas que son peligrosos y cancerígenos; igual ocurre con los aceites requemados de varias frituras. Por eso es aconsejable que no se tomen carnes muy quemadas.
Conclusión:
¿Podemos consumir estos alimentos?
Pues como en general no son de consumo diario, estaría bien que sea valorado por el consumidor, la comida variada, alternando con pescados, huevos, verduras y frutas, y alternando con estos alimentos podemos estar casi a salvo de un cáncer derivado de esto.
¡¡Salud!!